¿Te suena el dolor de un recuerdo?
¿Te suena que ese mismo recuerdo te cause placer?
Es una sensación ambigua, pero necesaria, al menos a mi, el cuerpo me lo pide, por momentos. Temo a estos recuerdos, pero vivo gracias a ellos. Me hacen divagar y no prestar atención alguna a la clase que dicta el profesor que tengo adelante, mirar por la ventana, escuchar chicharras y recordar momentos que se encuentran estampados en un papel fotográfico, viejo por supuesto.
Me dan ganas de gritarle a esos recuerdos y decirle que ya no puedo voler en forma física a ellos, si tan sólo me escucharan, si tan sólo me pudieran entender, pero son un tanto egoistas, como lo es cada uno (al menos un poco) y no quieren entenderme.
Volver, quedarme, tomar apuntes, volver a irme, que me bajen de mi nube de un golpe, tomar apuntes... todo es posible en unos breves 5 minutos de horas de clase.
(Obviamente, no pude NO comentarle esto a mi compañera, distraerla a ella también y casi ponerme a llorar)
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